Esta mañana mientras leía mi libro en turno (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva), recordé un libro que había leído por el año 2006.
En un reportaje sobre la selección mexicana de futbol que disputaría el mundial de ese año en Alemania, observe que tenían en su mano un libro de color azul y solo observe que decía EL SANTO, me dedique a buscar e investigar cual era el libro, días después pude encontrar que la psicóloga en turno les había dado a todos un libro y ese libro era «El santo, el surfista y el ejecutivo» , de Robin S. Sharma, curiosamente autor de uno de los primeros libros que lei, «El monje que vendió su ferrari»
En cuanto pude comencé a leerlo y al termino de ese libro, en aquel momento recién había creado mi cuenta en blogspot y escribí lo siguiente:
«Hasta hace un tiempo había sido educado por mis padres y la sociedad, mas por la sociedad que por mis padres; y no por que mis padres me hayan enseñado poco, pero en el sistema que vivimos, la sociedad es el mayor medio de educación para el alma del ser humano. Afortunadamente y para virtud de aquellos que tienen la capacidad de hacer valer su libre albedrío, pueden recuperar su libertad y sacar todos aquellos pensamientos ocultos que en algún momento de la vida tienen y son reprimidos. Para poder lograr tu libertad es muy importante sentir tu corazón y vivir el momento, vive en el aquí y ahora, pero podríamos vivir como un santo ser consciente de la vida de dios y pensar con el corazón, o tal vez podrías vivir como un surfista , rodeado del paraíso que el creador nos dio y olvidarte del sistema o finalmente te decidas vivir como un ejecutivo, rodeado de la mejor tecnología y los billetes verdes, sin olvidarte que el mejor ejecutivo es el del corazón.” |
En este momento, mi vida es un ir y venir de ideas y emociones, de alegrías y frustraciones, pero siempre trato de vivir el momento, de aprender y valorar cada instante, no me detengo por que la vida sigue su curso y no espera, el objetivo es llegar y llegar bien hasta el final de los días.
Excelente reflexión, luego me prestas el libro 😉